He aquí, entonces, las razones para elegir la dieta mediterránea resumida en 8 puntos.
- Es fácil de seguir. Poner la mesa según los principios de esta dieta no es difícil. ¿Un ejemplo? Un poco de queso, aceitunas, nueces y pimientos rojos, todo aderezado con un poco de aceite de oliva y un toque de picante.
- No hay que contar calorías o eliminar algunas categorías de alimentos. Por el contrario, las grasas «malas» (por ejemplo mantequilla) deben reemplazarse con «buenas» (como el aceite de oliva). Un razonamiento similar aplica a las proteínas animales (pescado o pollo antes que carne roja), azúcares simples (pasteles de fruta) y así sucesivamente.
- Ni siquiera hay que renunciar al pan (lo que importa es comerlo en su versión integral) y permite incluso beber vino (no exageres: para un hombre son suficientes dos vasos por día, para las mujeres el máximo se establece en uno).
- Empuja a consumir alimentos frescos y de temporada. Se pueden elegir multitud de ingredientes en cada temporada, sin renunciar casi a nada. Por ejemplo, ahora tenemos frutas como los melones y las sandías, frescos, con un alto contenido en agua y fibra.
- Una vez hayas probado el romero, pimienta, ajo, cilantro y especias similares renunciarás a la sal y empezarás a hacer experimentos con ellas para ver qué sabor dan a cada plato.
- Ayuda a mantener o recuperar la línea. La palabra dieta no significa que sirva para perder peso, pero sí que significa que es muy difícil engordar. Sin embargo, la dieta mediterránea puede ayudar perder peso o al menos mantener la línea sugiriendo traer alimentos saludables en la mesa y por el efecto saciante de muchos de sus alimentos ricos en fibra.
- Protege el corazón y las arterias. El aceite de oliva y las nueces ayudan a reducir los niveles de colesterol malo. Frutas, verduras y legumbres mantienen las arterias sanas. El pescado ayuda a reducir los niveles de triglicéridos y la presión arterial. Y hasta los vinos son buenos para tu corazón.
- Mantiene el cerebro sano. Reducir el consumo de grasa en comida y los alimentos procesados hacen que optemos por otro tipo de alimentos con grasas insaturadas o directamente sin grasas, lo cual es muy bueno para el cerebro.